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jueves, 11 de diciembre de 2008

Historia de la Letra del Año en Cuba

Desde sus inicios las investigaciones cuentan que la letra comenzó a sacarse a finales del siglo XIX. Por datos y documentos se nos revela que Babalawos procedentes de las diferentes ramas religiosas existentes en el país comenzaron a reunirse para efectuar con todo rigor las ceremonias establecidas, que concluían el primero de enero con la apertura del la Letra del Año.

A través del Oráculo de Ifa, se daban a conocer las orientaciones, recomendaciones que deberían cumplirse durante ese año, con el fin de evitar y vencer los obstáculos y las dificultades, razón por la cual según el dato antes mencionado la primera letra se que realizó en Cuba la efectuó el Babalawo Remigio Herrera, Obara Meji, Adeshina, de origen africano, apoyado fundamentalmente en cinco de sus ahijados, a saber:

Marcos García Ifalola Baba Ejiogbe
Oluguere Oyeku meji
Eulogio Rodríguez Tata Gaytan Ogundafun
José Carmen Batista Obeweñe
Salvador Montalvo. Okaran Meji
Bernardo Rojas Ireteuntendi

Es bueno señalar que algunos de los ahijados de Adeshina, tenían como Oyugbona a Oluguere que era también de origen africano.

En el año 1902 y por problemas de salud de Adeshina, Tata Gaytán asume la responsabilidad de la Letra del Año apoyado por los Babalawos que con anterioridad mencionamos y participando igualmente:

Secundino Crucet Osaloforbeyo
Bernabé Menocal Baba Ejiogbe
Quintín Lecón García Oturaniko
José Asunción Villalonga Ogundamasa y otros.

Adeshina muere en el año 1906 y Bernardo Rojas se convierte en su sucesor, heredando las deidades mayores de su padrino y bajo la tutela de Tata Gaytán asume la dirección de la Letra del Año.

Bajo la sabia dirección de Bernardo Rojas y de todos los Babalawos mayores que hemos mencionado con anterioridad se mantuvo la Letra del Año, muy discretamente entre el grupo de Babalawos que no eran muchos en aquellos tiempos, debemos destacar que fue entre los años del 48 al 52 que se incrementó con la presencia de más hermanos, contando con el apoyo y la participación de:

Juan Antonio Ariosa Ogbetua
Tatica Obararete
Joaquín Salazar Osaloforbeyo
Cornelio Vidal Ogbeshe
Miguel Febles Odika
Aurelio Estrada(Babel) Baba ejiogbe

y con la participación además de casi todos los babalawos de esos tiempos, aunque esta siempre se realizaba con la mayor discreción posible en privado y se trataba de disminuir la participación masiva de Babalawos por lo que se invitaban a los jefes de familia con solo uno de sus ahijados.

El 9 de mayo de 1959 fallece Bernardo Rojas, de esta forma el Dr. José Herrera Eyiogbe, sucesor de Bernardo, hereda las deidades de Adeshina y la responsabilidad de la Letra del Año, pero tomando en consideración que Joaquín Salazar era el Babalawo mayor y Oba de la rama, el Dr. Herrera le cede la dirección de la apertura de año.

Estas actividades en estos años siempre fueron realizadas bajo la dirección de Joaquín Salazar y la rama Adeshina, representada por el Dr. José Herrera.

Posteriormente, Joaquín Salazar y otros mayores se dieron a la tarea de reorganizar nuevamente las ramas tradicionales existentes y de esta forma volver a ampliar la participación en la Letra del Año a todos los Babalawos, es así como fueron llamadas entre otras ramas las que siguen a continuación.

Rama Nombre Signo Representada Signo
"Ifabi " Francisco Villalonga Ogundaquete Angel Villalonga Ogundaleni
"Adeshina" Remigio Herrera Obara Meji Fernando Molina Baba Ejiogbe
"Ño Karlo Adebi" Ojuani Boka Angel Padrón Baba Ejiogbe
"Pericón Pérez" Obeyono Alejandro Domínguez Osa Guleya y otros.

Las ramas más tradicionales del siglo XIX y del comienzo del XX, estuvieron dirigidas por Babalawos de origen africano, las que después delegaron esta responsabilidad en sus sucesores cubanos.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Nobleza y Amistad Eterna.

En mitad de la selva imaginaria de la tierra de los orishas, vivían Ochún, Oggún, Changó y Orula. Ochún vivía maritalmente con Changó, pero esto no le impedía flirtear con Oggún y con cualquier caminante que se perdiera en ese monte lleno de sorpresas.

Por ese entonces, Orula, baldado y en silla de ruedas, decidió registrarse buscando saber hasta cuándo duraría su desgracia. Se tiró el ékuele y le salió la letra Iroso Sa, que le recomendaba hacerse ebbó a toda carrera. En este registro se le advertía también que tuviera mucho cuidado con el fuego, pues Changó se habla percatado de las infidelidades de su mujer.

Ochún, apenada porque Orula en su lecho de enfermo no podía salir a buscar las cosas necesarias para hacer el ebbó, inmediatamente se las trajo. Orula le quedó muy agradecido.

Un día de primavera, mientras Ochún cocinaba, Changó acechaba para lograr su venganza. Seguro de encontrar juntos a Ochún, Oggún y Orula, formó una gran tormenta y, con sus rayos implacables, le prendió fuego a la choza. Oggún salió corriendo. Orula, del susto, volvió a caminar y logró alcanzar la espesura. Ochún, quien buscaba orégano y albahaca para sazonar, al ver las llamas pensó en la invalidez del pobre Orula. A riesgo de su vida, penetró en la casa para salvarlo. Al no encontrarlo allí, desesperada y casi ahogada por el humo, salió llorando. Cuando vio a Orula, sano y salvo se abrazó a él. Emocionados, ambos se juraron amistad eterna.

Orula le dijo: "Tú, que fuiste la pecadora, te acordaste de mí en los momentos más difíciles. De ahora en adelante, comerás conmigo. Haremos juntos nuestra comida predilecta la adié y te nombro, además, mi apetebi. Juntos andaremos los caminos de los oddun y de los hombres".